La isla está rodeada de motus, que son pequeños islotes alargados que suelen tener cierta anchura y vegetación. Uno de los motus más bellos y fotografiados de la Polinesia es el Motu Tapu.
Sus aguas reflejan toda la gama cromática de azules y turquesas que podamos imaginar. Este atolón es un paraíso marino en mayúsculas. No podemos morirnos sin pisar uno de sus motus o bañarnos en uno de sus arrecifes.